Érase una vez, muy adentro de ti, una pequeña llama, muy pequeña, toda marchita, que tenía miedo de la voz fuerte. La voz fuerte estaba llena de principios y buenos consejos, muy racional, siempre tenía la razón. "Si haces esto, obtienes esto. Si eres así, recibirás esto." Modo: condicional. Presente, pasado o futuro condicional, también va.
La pequeña llama, ella, es indicativa. Presente del indicativo. Siempre presente. Por suerte nunca se apaga, siempre está ahí, alerta, pasa por todas las tormentas, dobla el lomo, llora un poco, a veces. No es que esté triste. Ella sólo es poder potencializado. Pero es que la lastimaste. A fuerza de siempre escuchar la voz fuerte.
Pero entonces, un buen día, mientras la voz fuerte está ocupada legitimando sobre la lluvia y el buen tiempo, el amor pasó por detrás y sopló subrepticiamente sobre la pequeña llama, que sonrió, se sonrojó y se prendó ... Y tú, tú sentiste tu pecho abrasarse.
Ahora flotas, sonríes, sueñas, eres feliz. La voz fuerte bien puede chillar ... pero nada: que ahi siga...

Moraleja: cierra los ojos y escucha. No a la voz fuerte, sino la pequeña llama. Ella es la que te enciende y te hace vibrar, ella es la que hay que mimar y sacar a bailar. Ella es la fuente del amor que puede transformarlo todo, hacer que todo crezca. Es la fuente de la felicidad incondicional, de la alegría absoluta, de un estado extático. Divino. Sí, Divino como en Dios, él mismo que los humanos han dogmatizado para llevarlo a su nivel. Si bien es fácil hacerlo por tu cuenta. Lo Divino es este estado interior, este trance donde uno es sólo la pequeña llama. Y se siente bien.