Pero el Otro también lo hace. Y según su sistema de creencias y valores, no siempre llega a la misma conclusión que yo.
¿Entonces? ¿Quién tiene razón? ¿Cuál es la realidad?
Cuando analizo una situación o cuando escucho una conversación tiendo a colocar lo que recibo en ciertas casillas, muchas veces con el color «bien» o «mal». Pero si logramos mirar la realidad sin filtro, es neutra. ¿Está bien que ganó este equipo? ¿O el otro? Esto de depende de a quién le va el que habla. Pero en sí, la realidad es neutra.
Cuando alguien me critica en realidad me habla de él y no de mi. Me critica lo que a él le molesta, algo que en él suena mal a mi contacto. Por lo general, lo que me critica es algo que él no acepta de él mismo y que ve en acción en mi, así que es una forma de criticarse a sí mismo. O yo le estoy mostrando algo que no tiene y que le gustaría tener. Pero no se atreve. Porque lo que soy, o lo que es, es neutro.
Cuando espero algo de alguien y que no lo recibo, pienso que me ofende. Pero en realidad él vive en su mundo, yo en el mío, y nuestros mundos interiores no siempre respaldan nuestras palabras y acciones de la misma manera. Esto me puede llevar a cargar emocionalmente una conversación o una actitud, atribuyéndole intenciones muy equivocadas. Así que a no ser que el mensaje paralelo no sea paralelo pero muy explícito, mejor me quedo con una realidad neutra.
Entender y recibir la realidad como neutra es la clave para soltar las tensiones que esta me genera. Y la clave para vivir los eventos y las relaciones en paz.
Aceptarlas tal como son. Amar la vida tal como es.
Cada vez que sientes que te molesta o angustia una situación o alguien, trata de identificar el filtro que le estás poniendo, trata de sacarlo, de ver la realidad neutra, enseguida sentirás esta ola de paz.
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