Cualquier organismo vivo tiende por su naturaleza hacia su propia autorregulación y hacia la regulación con el medio en el que se desarrolla; esta función la lleva a cabo de una forma espontánea para alcanzar un equilibrio homeostático desde el que cumplir con el principio fundamental de la naturaleza: crear, conservar y desarrollar su vida y la de su propia especie con el menor gasto energético y el máximo placer posible.
- Juan José Albert
El placer es el principio de toda vida.
No obstante, nuestra necesaria adaptación a nuestro entorno emocional nos ha alejado de nuestra capacidad para aceptar el placer como tal, vivirlo como y cuando nos lo pide.
Aún así, de manera consciente o inconsciente, siempre termina rigiendo nuestro camino.
Inconsciente, pelea con nuestros modelos, con nuestra idiosincrasia, nuestras creencias y valores.
Nos llega de forma inesperada, revocando creencias, aplastando obstáculos, tomando decisiones nuevas o inesperadas, en todo caso sorprendentes. Como un último soplo de supervivencia de nuestro inconsciente para volver a conectar con nuestra necesidad básica: nos lo pide el cuerpo.
O bien crea obsesión, compulsión, porque no logramos soltar lo que sería natural, o seguimos haciendo algo que no respeta nuestra naturaleza, nuestra necesidad básica.
Trastorna.
Nos enamoramos y no fluye, tampoco lo podemos soltar, nos sentimos dependientes.
Cuando es consciente, hemos logrado abrirle camino, dejarnos atravesar por el placer de la vida, y todo se vuelve erótico.
El placer toma su lugar de manera natural, se abre paso.
Lo sentimos, dejamos que nos invada, lo vivimos en el instante, no tratamos de retenerlo, aceptamos su impermanencia y lo disfrutamos como un ciclo, una ola que sabe que siempre tiene otra que sigue.
¿Crea adicción?
Claro, pero de la buena. De esa que nos recuerda que la homeostasis es el proceso natural de nuestro cuerpo, de todo principio de vida.
Nos enamoramos y fluye, sabemos que somos dependientes, y lo aceptamos con placer.
Hablan de ello :
Ternura y Agresividad - Juan José Albert
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