«Desde el paradigma sexológico, y tomando como referencia a Efigenio Amezúa, la erótica se puede diferenciar en dos grandes esferas: la fantasía y el deseo.
La fantasía remite a las representaciones mentales e ilusiones que necesitan las personas o a las que recurren para excitarse. Las fantasías no precisan ser realizadas. No es el caso del deseo que, al contrario, si implica un anhelo de materialización, una búsqueda de realización.
Esta es la principal diferencia entre la fantasía y el deseo.
Por lo tanto es habitual encontrar en el terreno de la erótica fantasías no deseadas.
Ese hallazgo es importante, saber que no deseamos todo aquello con lo que fantaseamos, y que incluso nos podemos encontrar en situaciones, que, mientras en la fantasía eran altamente excitantes, al pasar al terreno material son todo lo contrario, inclusive, desagradables o repulsivos.»

Leyre Khyal recalca aquí la teoría de la diferencia entre deseo y fantasía. Y la verdad me cuadra bastante. Me da buena explicación de porqué me encuentro con unos cuantos hombres que se sueltan con gusto a la fantasía (telefónica, telemática, escrita) pero con quienes no se llega a concretar nada. Siempre me preguntaba porqué. Y con esta explicación entiendo.
Me parece más honesto que decir que es la sociedad que reprime las fantasías. Me gusta esta dicotomía entre fantasía y deseo, que igual en algunos casos también pueden estar a la par.
Pero el hecho de separarlos nos brinda cierta libertad: esta de poder soltarse aún mas en la fantasía, porque sabemos que no hace falta presionarnos para cumplirla.
A buen entendedor, pocas palabras ;-)


Hablan de ello :

Prohibir la manzana y encontrar la serpiente - Un Tío Blanco Hetero y Leyre Khyal