Ahora me doy cuenta de que, de hecho, es todo lo contrario, porque todo en la naturaleza y en nuestro cuerpo tiende naturalmente hacia el equilibrio: la homeostasis o el estado natural de equilibrio.
Para producir nuestras hormonas necesitamos ponernos en el mismo estado en que se liberan: nuestro cuerpo libera endorfinas, hormonas de la felicidad, cuando nos encontramos en una situación que despierta la felicidad. Círculo vicioso? No, equilibrio. Haré una próxima publicación sobre las redes aferentes y eferentes de nuestro sistema nervioso: no cambies de canal.
El hecho es que nuestro cerebro siempre funciona con el mismo propósito - eficiencia: máximo ahorro de energía, velocidad de respuesta, seguridad del organismo. Todavía estamos gobernados por las funciones reptilianas de nuestro cerebro inconsciente, que es un disco muy duro que ha salvaguardado nuestras vidas durante los últimos 250 millones de años.
Según las últimas experiencias realizadas sobre la intervención del cerebro en el análisis del gusto, este nos animaría deliberadamente a alimentarnos de las cosas que nuestro cuerpo necesita. Así que podríamos confiar en él... Pero la parte más « reciente » de nuestro cerebro, el neocórtex, ha estado tomando el control desde hace unos once millones de años, con su fantasía de omnipotencia. Está luchando contra los automatismos del inconsciente que hoy consideramos primarios. Y aquí es donde se cuela el desequilibrio... El chute de dopamina hace cosquillas en nuestro núcleo accumbens en el corazón de nuestro cerebro y así nos inunda de placer. La función del placer es asegurarle a nuestro cuerpo que vamos a hacer las cosas que necesita, es decir, realizar las operaciones fundamentales para su supervivencia: beber, comer y reproducirnos. Sin embargo, dada la tendencia de nuestro cuerpo a la homeostasis, constantemente debemos provocar nuevas situaciones, trabajos, relaciones para provocar nuevamente este aumento de dopamina, ya lamentablemente también es el asiento de nuestras adicciones. En cuanto nuestro cuerpo se aclimata a la nueva realidad post-tormenta, vuelve a este estado de homeostasis, nos hacen falta estas sensaciones fuertes, esta novedad, y ¡bam! volvemos a la aventura, en búsqueda de dopamina...
La calma que genera en nosotros la seguridad y el bienestar, circulando por nuestro organismo en forma de oxitocina, serotonina y endorfinas, no nos basta, pues es la sed de dopamina la que nos impulsa a aventurarnos a crecer, progresar, salir de nuestra zona de confort, porque naturalmente siempre volvemos al equilibrio. Y no al revés.
Y eso está bien, me vas a decir, porque así es como evolucionamos... pero aún así...
... maldita homeostasis 😂
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