Yo te hablaré de ello, y con pleno conocimiento de los hechos. No es que los haya hecho todos, pero surfeo habitualmente en Tinder, el imprescindible, el más famoso, el más difamado. Luego, encontrarás el que más te guste, según tu región, tu estilo, tus expectativas, realmente hay para todos los gustos.
¿Y porque no tratamos de valorar este nuevo tipo de encuentros? ¿Qué es diferente cuando se encuentra en línea que cuando es en un bar, en una fiesta o en un tren?
Las relaciones ligeras serían demasiado fáciles, todas tendrían la característica subyacente de falta de profundidad y compromiso. Pero me pregunto: ¿la volatilidad de los perfiles no nos permite explorar de incógnito otras facetas de nuestra personalidad? Por el contrario, ¿no podría la ligereza permitirnos acurrucarnos más intensamente en el momento presente mientras nos libera de nuestros patrones, de nuestro yo social, de nuestros ideales? ¿Hace falta que nuestras reuniones siempre sean relaciones profundas?
Dijimos sitio de citas, no sitio de relaciones
Porque, después de todo, estamos hablando de un «sitio de citas» y no de un sitio de «relaciones». La relación es lo que hacemos con el encuentro a posteriori. O no. Como dice Helen Fisher, antropóloga y consultora de Match.com durante años: Los sitios de citas son en realidad sólo sitios introductorios, el algoritmo real es nuestro propio cerebro. Es el cortejo que siempre hemos creado. Esta seducción que operamos online con muchas fotos, palabritas y charlas es la misma que hemos hecho durante millones de años con miradas, palabras y gestos. La mala prensa de los sitios de citas no se debe al hecho de que no se apegan a las prácticas de citas reales/actuales, sino más bien a que las relaciones que permiten no están en línea con el amor ideal a cual nos aferramos desde el siglo XIX con el romanticismo del amor. Pero una vez más, confundimos encuentro y relación.
Encuentro: clave de nuestra evolución
Nuestros nuevos encuentros (que igual pueden ser amistosos o profesionales), podrían seguir el curso de nuestro desarrollo personal, fieles a un nuevo yo que podría ser diferente al de hace cinco años. También sería una garantía para mantenernos frescos y vivos, actualizados para con nosotros, incluso codeándonos con personas que reflejan nuestro estado evolutivo. Es esta facilidad de conexión con un nuevo yo que proporciona el sitio de citas porque te permite reinventarte: sí, sigo siendo yo, pero elijo ciertas fotos, sólo tengo unas pocas líneas para presentarme e incluso sin quererlo, lo hago de una manera un tanto tendenciosa, elijo una faceta de mi personalidad. A la medida que me presento, voy al encuentro del otro, a su encuentro, y me encuentro a mi también de una manera diferente.
De encuentros que comenzaban con una amistad para evolucionar hacia un mundo EMU (Exclusivo - Monógamo - Último, Richard Mèmeteau), ahora pasamos a encuentros por sí mismos, que tienen derecho a convertirse en lo que sea, en lo que el uno o el otro quiere, y también en lo que uno no se espera, y en cosas diferentes en cada encuentro. Este inmenso campo de posibilidades va más allá de los estándares de las relaciones y de su marco fijado (por mí y/o mi contexto social). Es un vasto universo donde toda creación es posible. Y por qué no disfrutar de esta nueva relación, dejar que aterrice donde quiera, tomar el lugar que quiera, donde resuene bien, en lugar de intentar contra todo pronóstico de definirla acorde a nuestros patrones habituales.
Me «gusta»la sensación
Los derrotistas de la loveología moderna replicarán con Gary Becker que el mercado del matrimonio beneficia a los mejor dotados, sexys, inteligentes, etc., ... pero en realidad equivale a tomar a la gente por idiota y no respetar el hecho de que el amor, el afecto, el deseo o el interés que cada uno puede tener por el otro le es propio e íntimo: ¿quién más que yo reaccionaría a esta mirada, a este rostro inclinado, a esta chaqueta que se lleva al hombro, a esta voz que hace resonar inconscientemente y en mí sólo esta sed, estas alegrías, esta caricia o estas dulzuras indistintas y sutiles ... Las figuras admiradas sólo son los iconos y proyecciones de nuestra personalidad moldeadas en nuestras experiencias personales, familiares, sociales: no es porque ella haya elegido a un chico que yo encuentro espantoso que ve a su esposo como un último recurso, de la misma manera que yo puedo enamorarme de un chico que ni siquiera hará parpadear a mi mejor amiga ... (¡y mejor así!😆).
Ver el mercado del afecto como un mercado económico, con leyes, reglas, botones que presionar o una teoría de elecciones (Eva Illouz) es equivocarse en el enunciado. Es un postulado totalmente desconcertado en el contexto de la emoción que aquí está en juego y que saca su poder precisamente de la intuición, de escucharse a uno mismo, un proceso desintelectualizado si lo hay (¡o que hay que esforzarse por tener!). La supuesta competencia que vemos en los sitios de citas en realidad sólo la viven unos pocos estudiantes universitarios frenéticos (ver película «la Crème de la Crème»), y las luchas por el mismo macho rara vez salen en la primera plana, ya no estamos en el siglo XIX con los Bridgertons (ver serie homónima de Netflix).
No son las innumerables opciones disponibles que hacen el encanto del sitio de citas (digo «encanto»para oponer la habitual «exhibición fea estilo supermercado»), sino el azar, la intuición, el fallo que repentinamente nos hace dar clic en un perfil elegido casi a pesar de nosotros mismos: todo lo que sabemos y lo a que nos esperamos nunca nos perturbará lo suficiente como para hacernos resquebrajar y progresar. Entonces, en medio de la multitud de perfiles apenas esbozados, yace lo nuevo, porque lo peor que nos puede pasar es conseguir exactamente lo que queremos. «La locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar un resultado diferente», nos recuerda Einstein. Tenemos que «provocar suerte»como nos invita a hacer Charles Pépin. Ahí radica esta combinación errónea, este error saludable que nos permite descarrilar para explorar nuevos horizontes, cambiar el escenario, operar el «upgrade».
No existe el fracaso. Sólo hay experiencias enriquecedoras.
Encuentro, creando un «juego»en el «yo»social (Pépin)
El éxito de los sitios de citas se debe, entre otras cosas, al hecho de que las citas, tras siglos de necesidad de seguridad física y social, son el nuevo campo de juego del siglo XXI. Después del inicio del acceso al ocio, a los placeres, es más fácil salir del marco social de uno para «jugar»con otros «ver qué se siente»al decir o hacer tal cosa u otra.
Al cambiar el «yo»social, perturbando su claridad, difuminando sus contornos y, a veces incluso revelando su ilusión, su artificio, el encuentro devuelve su legitimidad al «yo»profundo.Hoy nos ayuda un entorno donde la moralidad nos deja cada vez más en paz, permitiendo también que cada individuo decida en su propio nombre lo que le conviene o no, así como en términos de placer, tipo de encuentro, tipo de relación o tipo de sexo.
- Charles Pépin
Oda a la ligereza y la embriaguez, elogio del riesgo
Nuestras vidas son parte de una espiral evolutiva marcada por las relaciones. Cada una de ellas nos empuja un poco más lejos, un poco más arriba en la espiral.
Debemos darle una oportunidad a mañana.
Nunca se sabe lo que se encontrará detrás de una puerta.
Quizás de eso se trata la vida: girar manijas.
- Albert Espinosa
«Embriágate» dice Charles Baudelaire. Cuando eres un adolescente, piensas que tienes que vivir tu vida a toda velocidad, porque piensas que la borrachera algún día terminará. Pero esto es un error, la borrachera siempre está ahí en el giro de una historia, en el giro de un negocio, en el giro de la tristeza, porque «Lo nuevo es un riesgo tremendo»nos dice Anne Simpère.
El juego de la seducción, el enganche de una mirada, de una palabra es el comienzo de una nueva embriaguez, de un nuevo riesgo (Anne Dufourmantelle). Para atrevernos un poco más ... a ver si el otro sigue, a ver a dónde nos lleva. Es embriagador. Como es la emoción del acercamiento, el descubrimiento de un nuevo cuerpo. Abrazar nuestras relaciones a la ligera nos permite escapar de la seriedad que todavía conllevan inherentemente, tal y como lo ilustra el aforismo «relación seria», para mejor ceder al juego, al azar y así dar una oportunidad real de que se produzca el encuentro, o incluso posiblemente, de que nazca la relación.
La intimidad y la profundidad del tiempo
La intimidad no sólo nace en el tiempo y el hecho de conocerse mejor. Nos puede pillar al azar de un encuentro sigiloso si estamos dispuestos a dejarnos llevar. Si aceptamos por una vez entregarnos enteros al momento compartido, sin red de seguridad, hay profundidades sorprendentes que pueden prendar nuestro cuerpo y nuestra alma de una embriaguez mágica.
La intimidad es también estar en la comodidad de tu sofá mientras haces «encuentros»de nuevos perfiles, estar «en casa»en todos los sentidos de la palabra. Esta intimidad nos permite soltar, ser más atrevidos, inc luso un po co descarados, dejándonos así llevar hacia lo inédito hasta tentar nuestros límites.
A buscar en el otro La millonésima diferencial.
Así que SÍ al encuentro.
SÍ a los sitios como lugar de encuentro.
No hay nada como tomarse un momento para swipear al llegar a casa del trabajo y descubrir otros perfiles, inventar algo diferente, dejarse sorprender, descubrir y dejarse llevar por partes insólitas de sí mismo.
Lo que hagamos con ello dependerá de nosotros y de los demás y no es parte de la crítica que reciben estas páginas de citas.
Hablan de ello :
La rencontre - Charles Pépin
A therory of Mariage-Gary Becker
Sex Fiends - Richard Mèmeteau
Anatomy of love - Helen Fisher
Pourquoi l’amour fait mal - Eva Illouz
La crème de la crème - Film Kim Chapiron 2014
Éloge du risque - Anne Dufourmantelle
E-Love téléfilm . Week-End - Anne Villacèque
La insoportable levedad del ser - Milan Kundera
Superbe ce petit texte, j’adore! Ça me donne des envies de galets chauds :)
Mais ouiiii !! Vive les galets et les coups fourrés ;-)